La Gloria (Magdalena). Con
paso lento pero seguro avanza el proyecto de Luis Soriano Bohórquez.
Este licenciado en Español y Literatura de la
Universidad del Magdalena, se ingenió hace 4 años un singular método con el
que espera sacar de la ignorancia a los niños campesinos de las veredas aledañas
al corregimiento de La Gloria, municipio de Nueva Granada, en el centro del
Magdalena.
Se trata de la Biblioteca Rural Ambulante de
La Gloria, mas conocida en la región del Ariguaní, río de la región, como la
burroteca.
En dos burros visita a 350 niños que viven en
unos 150 ranchos repartidos en toda esta planicie, a los que les presta cuentos
infantiles o grandes obras universales, para sus tareas porque ellos no tienen cómo
estudiar.
"No conocen el Internet ni a una
biblioteca. En su casa lo único que hay es un azadón, un machete o una pala,
instrumentos para trabajar el campo", cuenta Soriano.
La idea nació luego de notar que los niños
llegaban a clases sin realizar las tareas.
Equipó a sus dos burros, a los que bautizó
Alfa y Beto, y comenzó a recorrer las veredas de Santa Isabel, El Brasil, La
Planada, Monte Rojo y Monte Mariat, inicialmente con 45 libros, de su colección,
una mesa portátil y dos sillas.
El primer día que salió en sus burros
cargado de libros una mujer le gritó: "Docto, ¿acaso está loco? ¡Ya los
carnavales pasaron hace 15 días!". Esa burla y comentarios de mal gusto se
repitieron, pero no les paró bolas.
Soriano Bohórquez acondiciona su burroteca
debajo de cualquier árbol y ayuda a los niños que necesitan orientación.
Sus lecciones son muy didácticas, pues juega
rondas con los niños, anima los cuentos, lee en voz alta, monta obras de teatro
con lo que tenga a la mano.
Tiene títeres
"También llevó plásticos por si
amanece el día lluvioso, títeres para hacer obras de teatro, y les reparto
golosinas".
Las visitas las realiza los sábados, fecha en
que entrega los libros, y luego regresa la semana siguiente a recogerlos. Son
jornadas extenuantes, de hasta 12 horas en lomo de burro y por este trabajo no
recibe un peso.
"Termino destruido, hay días en que
salgo a las 7 de la mañana y regreso a las 7 de la noche a casa".
En este tiempo ha recibido algunas donaciones
y su colección se ha incrementado: "Menos mal porque los niños ya se
estaban cansando de ver siempre los mismos cuentos".
Reconocimientos
Ya su proyecto de la Biblioteca Ambulante de
La Gloria fue reconocido por el Concejo Municipal.
Una mujer del pueblo le regaló un lote para
que el municipio construyera la sede física de la biblioteca, pero hasta el
momento no ha pasado nada.
Su preocupación es que los libros los
mantiene en cajas, repisas y andamios que él mismo ha construido, y algunos,
pese a los cuidados, se han dañado. Su gran anhelo es poderlos tener expuestos
y al servicio de todos en una biblioteca como la de las ciudades.
Como el ingenioso hidalgo, el profesor Soriano
sigue con sus dos burros y sus libros recorriendo las provincias ya no a buscar
aventuras con otros caballeros, sino de lectores. Y como Don Quijote, no hace
caso de quienes lo tildan de loco.